Todo comenzó el sábado 26 de marzo a las 23:30 horas cuando un grupo de manifestantes llego la calle Zepita, entre Magaldi y Luna (Barracas) con el objetivo de bloquear la planta impresora de Clarín e impedir la distribución de los diarios Clarín y Olé en Capital y GBA. Lo sucedido afectó, en menor medida, la salida del diario La Nación.
Página12 publicó que alrededor de cien trabajadores de la empresa Artes Gráficas Rioplatenses (AGR) del Grupo Clarín protestaron en nombre de “la libertad sindical”. Según Clarín a las mujeres, niños y familiares de empleados de AGR se sumó la presencia de militantes del gremio de Camioneros, lo que llevó al Grupo Clarín a responsabilizar por el bloqueo al titular de la CGT, Hugo Moyano, quien lo consideró “un absurdo total”.
El Gobierno optó por ignorar lo sucedido. En teoría, dos fallos judiciales protegen las plantas ante este tipo de situaciones en que se impide tanto la salida como la circulación de medios impresos. Sin embargo, según publicó La Razón, Martín Etchevers, directivo de Clarín dijo que la policía no intervino en ningún momento.
Alrededor de las 3 de la mañana el ingreso a la planta impresora de La Nación quedó liberado. Simultáneamente 50 policías, 15 efectivos de infantería y seis patrulleros llegaron al barrio porteño de Barracas pero no intervinieron, por lo cual el bloqueo a Clarín continuó hasta el mediodía del domingo e implicó la inmovilización de 600 mil ejemplares.
El Ministro del Interior, Florencio Randazzo, fue el único funcionario del Gobierno que se refirió al episodio como un conflicto "de índole laboral". A él se sumo la Ministra de Seguridad, Nilda Garré, quien según el periódico El Argentino advirtió que el conflicto suscitado en AGEA fue "gremial" e indicó que "resulta infundado y extemporáneo calificar el reclamo como ataque a la libertad de prensa".
En un comunicado de prensa, Clarín manifestó: que “resulta falso lo expresado por quienes buscaron enmascarar el hecho con un pretendido reclamo laboral, por cuanto no existen conflictos colectivos en ninguna de las empresas de Clarín”.
Según publicó Clarín, las críticas al bloqueo llegaron desde varios sectores y se fundamentaron en el derecho a la libertad de expresión. La oposición relacionó el ataque a la planta impresora con Moyano Y la Presidente Cristina Fernández de Kirchner. En España y América Latina se consideró el episodio como un bloqueo a la democracia. Escritores y filósofos como Natalio Botana, Juan José Sebreli, Guillermo Alonso, entre otros pidieron poner fin a la censura y la extorsión. La Comisión Nacional de Justicia y Paz repudió el bloqueo y pidió por “una apertura real a la diversidad de ideas y una defensa justa a la libertad de expresión".
Los lectores, por su parte, desplegaron su descontento desde un primer momento a través de las redes sociales Facebook y Twitter, donde según publicó la Razón dejaron mensajes de solidaridad y enojo hacía quienes impidieron su distribución. El lunes 28 muchos lectores se sorprendieron al ir a buscar su ejemplar. Hubo incredulidad, enojo y decepción.
La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA) también manifestaron su descontento y según La Nación denunciaron una flagrante violación a la libertad de prensa.